Ya hemos hablado en otras ocasiones de la importancia que puede tener para los usuarios el aislamiento térmico de los edificios propiciando, entre otros, un importante ahorro de energía y, por tanto, en la factura energética.
Sin embargo, esta rehabilitación, para que sea efectiva, debe hacerse en distintas partes de la vivienda o edificio. Las zonas más recomendables para conseguir una buena rehabilitación son:
Aislamiento de fachadas (muros y ventanas)
Instalando un material aislante térmico en los muros, ya sea por el exterior, interior o inyectando dentro del muro, y/o sustituyendo los vidrios y ventanas por otras más eficientes y de mayor calidad (existen múltiples posibilidades).
Aislamiento de cubiertas
Instalando un material aislante térmico en la cubierta. Ejemplos: entre tabiquillos, vigas de madera, rastreles, con teja adherida sobre el aislante, en cubiertas ajardinadas, con pavimento flotante, etc.
Aislamiento de suelos y techos
Instalando un material aislante térmico en los techos en contacto con espacios habitables, suelos en contacto con espacios no habitables, apoyados sobre el terreno o en contacto con el aire exterior.
Aislamiento de tabiques interiores y de separación entre viviendas y paredes y/o separaciones con zonas comunes del edificio
Instalando un material aislante térmico en los tabiques interiores o los de separación entre vecinos o en las paredes de separación con las zonas comunes como son las cajas de escalera, de ascensores, descansillos, etc…
Aislamiento de las instalaciones (tuberías)
Instalando un material aislante térmico en las tuberías de conducción del agua caliente o fría, de las calderas, de los acumuladores de calor, etc… de los edificios, para evitar pérdidas de calor en el transporte del agua caliente y evitar posibles condensaciones en las conducciones de agua fría.