Hablamos de uno de los elementos de la construcción donde más daños y problemas pueden surgir. Hay que tener en cuenta que las cubiertas están expuestas a las inclemencias del tiempo y otros factores externos que pueden resultar abrasivos. Desde nuestra experiencia en la reparación de cubiertas en Cantabria podemos decir que resulta prácticamente imposible detectar si la misma es estanca a simple vista. Puede haber pequeños defectos imperceptibles por donde el agua se filtre, por ello siempre es necesario realizar una prueba de estanqueidad.
En el caso de una cubierta plana, lo más habitual es utilizar el método de inundación. Este procedimiento implica mantener la cubierta inundada y observar cómo se comporta ante el agua. Posteriormente, se evacua el agua y, después de varias horas, puede verificarse si existen indicios por filtraciones en alguna zona de la cubierta. La empresa constructora que ejecuta la realización de la cubierta, suele hacer la prueba de inundación sobre el sistema impermeabilizante instalado. Siempre de forma previa a la colocación de los sumideros.
En cualquier caso, esta no puede considerarse una solución única, ya que después será necesaria la ejecución de trabajos sobre la lámina impermeabilizante, lo que podrá provocar defectos y daños por perforación. Precisamente, en estas zonas es donde pueden producirse las filtraciones. Así que habrá que repetir la prueba cuando la cubierta esté finalizada para evitar males mayores.
Para ello, deberemos taponar los sumideros, sólo de este modo podremos inundar la cubierta. Después, se inunda la zona hasta la cota lógica, que es aquella que no permite que el agua rebose por encima de la entrega vertical. Es importante tener este dato en cuenta, ya que si sobrepasamos esa cota podemos errar en la valoración sobre el grado de estanqueidad de la cubierta.
Desde Acebo Rehabilitación queremos destacar que lo más habitual es tratar de que el agua quede 5 centímetros por debajo de la cota lógica. Uno de los puntos más conflictivos en la cubierta es la zona que queda bajo la puerta de acceso, donde a veces puede darse un rebose a una cota menor de la prevista al no respetar la entrega mínima vertical de la lámina. Finalmente, conviene que el vaciado sea progresivo para evitar que se produzcan golpes de ariete en las bajantes de la edificación.